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Channel: DISFRUTANDO DEL CAMPO
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KENIA - I (EL LAGO NAKURU)

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África siempre ha sido un reto, un desafío, un mundo por descubrir para el hombre occidental. Ningún naturalista debería dejar de visitar sus amplios y variados territorios donde la fauna es superlativa, tanto en especies como en cantidad de individuos. Además, sus paisajes, sus puestas de sol o sus amaneceres ofrecen espectáculos difíciles de disfrutar en otras latitudes.

Aún sabiendo que me queda mucho por conocer de España, y no digamos de Europa o de otras partes del mundo, tenía ganas de visitar el continente africano y, más concretamente, el mítico Maasai Mara. A través de cientos de documentales televisivos mis ojos se habían llenado de imágenes de ñús, cebras, antílopes, elefantes, jirafas, hipopótamos, y multitud de aves de todo tipo, incluidas las rapaces, aunque éstas, no nos engañemos, ocupaban menos metraje en dichos documentales.

Este año decidí dar el paso, animado, sobre todo, por mi amigo Ricardo Peralta que ya había estado varias veces allí y me contaba maravillas, tanto de los lugares y de la fauna, como del lugar que me recomendaba: El Cheetah Mara Camp. Un campamento regentado por una pareja madrileña, Mariola y Jorge, que, desde el primer contacto me hicieron sentir su cariño y su amistad.

Enseguida se apuntaron al viaje mis amigos Julio Ortega y José Romero de Ávila, con los que comparto afición por la naturaleza y en el caso de Julio, además, por la fotografía. La idea inicial era que Ricardo fuera con nosotros pero imprevistos de última hora se lo impidieron.

Para empezar, pasamos dos noches con el lago Nakuru porque sabíamos que es un paraiso ornitólogico: además de los flamencos, los íbis, las cigueñas africanas, los jaribús, los pelícanos, las carracas, los moritos, etc., hacen de ese lugar un sitio obligado para el ornitólogo.

 



Los tres "exploradores"


Vista del entorno, desde el Lodge


Vista panorámica del lago desde uno de los miradores




El lago tiene una extensión importante y, a través de los caminos que lo circundan (algunos de los cuales estaban cortados debido a las fuerte lluvias de días anteriores) el coche que nos transporta se puede ir acercando a sus orillas poniendo al fotógrafo en situación de conseguir buenas fotos.











Pero no sólo hay aves en el entorno del Lago Nakuru: también se pueden observar rinocerontes, búfalos, antílopes acuáticos, cebras y hasta elefantes.







Una de mis mayores sorpresas fue encontrar allí en una formación rocosa, difícilmente identificable con el resto de las orillas del lago, dos machos de león descansando a la sombra, y ya al atardecer, a un relajado y somnoliento leopardo desmadejado sobre la rama de un árbol (toda una estrella, rodeado de coches de turistas haciendole fotos y vídeos).



En una de las zonas más elevadas del Parque se ha instalado un mirador desde el que se observa la práctica totalidad del lago y sus alrededores. La vista es impresionante. Entre las rocas en las que se enclava dicho mirador pudimos observar una especie de marmota, el damán de las rocas (gracias, Pere Castillo, por la identificación) y un lagardo mitad naranja mitad azul.

Nota: Cuando identifique todas las especies que he visto incorporaré al blog los nombre científicos.



Desde la altura se pueden observar las formaciones de pelícanos volando a ras de agua y a las rapaces, como este Buteo augur, planeando sobre la superficie del lago.





Continuará...


KENIA II - (El Maasai Mara)

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Desde el Lago Nakuru emprendimos viaje hacia el Maasai Mara. Nos habían ofrecido dos alternativas: llegar allí en avioneta, o llegar por carretera. Sabíamos que el vuelo sería mucho más rápido y que las vistas desde el aire serían espectaculares; pero también pensamos que el viaje por carretera nos permitiría "tomar el pulso" al país de una forma más directa. Además la diferencia en dinero era importante, un elemento a tener siempre en cuenta. Por lo tanto, abordamos con el chofer que nos había recogido en el aeropuerto de Nairobi y que había estado con nosotros las dos noches del Lago Nakuru el camino hacia el Maasai Mara.

Se tarda casi seis horas en recorrer los aproximadamente 300 kilómetros que hay entre un enclave y el otro. De esos kilómetros, unos 130 por caminos sin asfaltar y con tramos en muy mal estado debido a lluvias de días anteriores. No quiero recordar los traqueteos, los golpes, los saltos que soportamos dando siempre gracias a Dios de que la furgoneta (una de las miles que se pueden ver en Kenia a lo largo de carreteras y caminos, especialmente diseñadas para poder abrir el techo y que los turistas puedan observar y fotografiar) no era nuestra. El conductor los tranquilizó (?) contándonos que llevaban los bajos muy protegidos con chapas de acero...

Por el camino, como pensábamos, fuimos palpaldo el discurrir cotidiano de la vida en Kenia. Nos llamó poderosamente la atención ver gente andando por todas partes; no sólo por los arcenes de la carretera si no, también, cosa más extraña, campo a través. Buscábamos las casas de donde podían venir o inténtabamos averiguar hacia donde se dirigían, en un vanal esfuerzo. Se veían muy pocas construcciones, muy diseminadas y lejísimos de donde aparecían los viandantes (?).

Coloridos edificios bajos, de una sola planta albergaban establecimientos variados: desde operadores de telecomunicaciones (Safaricom) hasta carnicerías. Un poco más tarde comenzamos a ver personas que conducían unos pequeños burros de color arena cargados con grandes sacas llenas de algún producto vegetal no identificable para nosotros. Y, en las cunetas de las carreteras, otros ofrecían parecidas mercancías y, hasta presentaban a nuestro paso mazorcas de maíz tostadas en una improvisada hogera.










Llegamos por fin al punto de encuentro donde Jorge, acompañado de Willian, el maasai que durante el resto de los días nos acompañaría siempre y sería nuestro efectivo ojeador, nos estaba esperando para conducirnos al Cheetah Mara Camp. Nos recibió efusivamente, lleno de fuerza y energía, como es él, y antes de llevarnos al Camp para comer y descansar, nos acercó a un lugar donde sabía que un grupo de leones estaba descansando. ¡Ahí nos dimos ya cuenta de que lo que habíamos vivido en el Nakuru no iba a ser nada comparado con lo que nos esperaba en su compañía!


Por el camino, una preciosa avutarda, de tamaño bastante más pequeña que las nuestras (entre una avutarda y un sisón) nos dio oportunidad de disparar las primeras fotos de esta etapa. Y, efectivamente, encontramos la mana de leones tumbados tranquilamente a la sombra de unos arbustos, sesteando.

 Comenzamos también a ver rebaños más o menos numerosos de ñús; como era un animal que siempre me había llamado la atención, "perdí un momento" en inmortalizar algún individuo aislado...
(Por cierto, a ver si le encontráis el ojo).

 Mariola no cesaba de llamar a Jorge diciéndole que la comida estaba esperándonos, que estaríamos cansados del viaje y que tendríamos ganas de asearnos un poco y descansar; pero Jorge estaba aprovechando al máximo la oportunidad de enseñarnos todo lo que nos encontrabamos en el camino. Así dimos con un grupo de elefantas con pequeñas y simpáticas crías, que nos entretuvieron un rato más:






Llegamos al fin al Camp donde nos estaban esperando todo el personal formado, como para pasar revista, que nos dieron efusivamente la bienvenida.


 



Abrazos y besos a Mariola, a la que ya parecía conocer de toda la vida, y antes de comer nos sentamos en la terraza que da al mismo río Mara, donde cada día haríamos luego el desayuno, para tomar una mercida cerva fría o un vino blanco de origen sudafricano, mientras el cantante del Camp nos deleitaba a la guitarra con el famoso "Hakuna matata".



Después de una sabrosa comida tomamos posesión de nuestras tiendas y nos tomamos un par de horas para relajarnos y descansar, sabiendo que pronto vendría Jorge a buscarnos para darnos "más caña".




Efectivamente, antes de que nos diésemos cuenta, Jorge nos proponia hacer una salida para ver si podíamos contemplar al grupo de leones cazando. Encontramos la manada con poca luz pero aún estaban descansado; faltaba un rato para que las hembras se desperezasen y comenzasen a patrullar su territorio buscando alguna presa. Desde el coche seguimos espectantes todo el proceso. Un primer ataque de una leona a un ñú se saldó con una coz y el amago de una cornada que no llegó a alcanzar a la leona; ésta, naturalmente, desistió del ataque. Pero pronto encontraron unas gacelas; se lanzaron sobre ellas y una de las leonas, de un limpio zarpazo en su costado, como cuando un halcón acuchilla a su presa, se hizo con una. Comenzó a comer mientras los machos y las otras hembras esperaban pacientemente a que llegase su turno.




Impresionados aún por la rapidez y la efectividad del ataque iniciamos la vuelta al campamento con tal mala fortuna que, cosa rara en un conductor con la experiencia de Jorge, pero el "black cotton", ese barro negro y resbaladizo, consiguió que nos atascásemos con el Land Rover. Pero al final no tuvimos que ser rescatados y salimos por nuestros propios medios...






En el campamento nos esperaba un refrigerio (vino, cerveza o gin-tonic, a elegir y unos sabrosos pinchitos) antes de pasar a la mesa, exquisitamente preparada, para dar cuenta, con apetito, de la reconfortante cena.

Así, ni más ni menos, terminó nuestro primer día en el Maasai Mara.


KENIA III (Seguimos en el Maasai Mara)

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Ya he dejado constacia en la anterior entrada de la impresión que recibimos al llegar al Maasai Mara y "ponernos en manos" de Jorge Alesanco. En ésta seguiré contando historias y subiendo fotografías pero sin estar ya limitado a una exposición fielmente cronológica. No respasaré día a día, pero sí señalaré las actividades que más nos llamaron la atención.

Bien es verdad que nos trajimos una pequeña desilusión: A pesar de haber dedicado bastantes horas, tres de los seis días, a esperar frente a los lugares típicos por donde ñús y cebras cruzan el río Mara en uno u otro sentido en su proceso de migración anual, no pudimos gozar de dicho espectáculo, por otra parte, bien conocido a través de cientos de documentales televisivos.








Únicamente en una ocasión pudimos contempar el cruce de una cebra, el macho dominante de un pequeño grupo familiar de seis o siete que, desesperado por llegan "al paraiso" que esperaba encontrar en la otra orilla, se lanzó al agua, cruzó sin ningún problema y, con unos "ladridos" que nos daban pena (si ese sentimiento cabe frente a un hecho normal en la naturaleza), muy cerca de nuestro coche, llamaba y animaba al resto de su grupo para que cruzase.



  Los cocodrílos esperaban pacientemente anclados en medio de la corriente o en las orillas, a que el grueso de las manadas se decidiesen a dar el paso y poder, así, darse un buen festín. Pero tuvieron que esperar porque el fenómeno no se produjo. También los hipos daban ambiente al paisaje con sus moles tendidas al sol bajos los cortados arcillosos de la rivera.




 

Las esperas para ver el cruce fueron interesantes porque tuvimos ocasión de ver y fotografiar otras especies cerca del río. Una garza de cabeza negra nos dio un recital con un lagarto, bastante grande, que acababa de atrapar y que luego se tragó enterito. Los facocheros y los babuinos también contribuyeron a hacernos menos largas las esperas.





Y cuando llegaba la hora, una sombra nos permitía tomar el pic-nic confortablemente instalados en las mesas y las sillas, estilo "Memorias de África" que nuestro anfitrión, Jorge, llevaba preparadas en el coche.



De regreso al campamento, una de las tardes, tuvimos oportunidad de observar cómo la tormenta que había pasado ya por la zona, dejaba dibujado un precioso arco irís en el cielo. El aire, sin contaminación alguna, se había vuelto, de repente, más claro y transparente y un olor a tierra mojada inundaba la sabana.




¿Se puede pedir más para acabar la jornada?

Kenia IV - AVES

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Hace más de mes y medio que interrumpí el relato de nuestro viaje a Kenia; otros asuntos que necesitan atención mas urgente se interpusieron, además de la clásica pereza que da ponerse a escribir. Pero retomo la narración en el punto que la dejé con idea de llegar hasta el final.
Cambiaré, no obstante, el hilo narrativo; en lugar de seguir el desarrollo histórico de la excursión seguiré una exposición más metódica por géneros:

AVES

Entre los días 14, 15 y 16 de septiembre, además de nuestras visitas a las zonas de paso para ver si podíamos ver en acción los rebaños de ñus o cebras cruzando el río, no desaprovechas ninguna ocasión para fotografiar lo que, para nosotros, era el núcleo de interés del viaje: las aves de Kenia.

Tengo que reconocer que, movido más por mi interés estético que científico, no estoy al día de las especies y de sus nombre científicos. Cuando conozca su nombre científico, iré haciendolo constar. A medida que vaya identificándo las restantes, iré añadiendo el  nombre científico de cada una de ellas.

Jorge nos supuso una gran ayuda con su conocimiento de ellas y de su medio. Cuando divisábamos alguna especie inmediatamente enfilaba el Land Rover hacia ella y, con precaución para no asustarla, nos colocábamos en la mejor situación de luz posible, para tratar de obtener buenas fotos. De esta forma "inmortalizamos" en nuestras tarjetas a las siguientes:











El águila marcial, ejemplar al que tuvimos la suerte de encontrar cerca de un termitero dando cumplida cuenta de un cochinillo de facochero que acababa de capturar, nos causó una gran impresión. Por su porte, por sus garras, por su cara de pocos amigos, me recordó a nuestra águila perdicera. Todo un lujo porder contemplarla tan de cerca.

Los dos martínes pescadores son sólo un aparte de los que viven en África y en Kenia en particular. El de mayor tamaño tenía su posadero al lado de la terraza de cesped, a la orilla del río Mara, donde desayunábamos diariamente.  El pequeño, el martín malaquita, es diminuto pero tiene todos los rastos clásicos del la familia de los martines (colorido, pico, rapidez de reflejos, vuelo rapidísimo, etc.).

El pájaro secretarío no nos dio tantas oportunidades como otras especies a la hora hacerle buenas fotos; la luz era ya dura, íbamos con cierta prisa porque nos habían avisado que un gran rebaño de cebras se aproximaba al río y podrían intentar el paso, en fin, que no pudimos dedicarle el tiempo necesario para obtener las fotos que se merecía.







En el mismo Camp, en un comedero donde se echaban migas de pan y restos de comida, pudimos hacer fotos a numerosas especies, entre ellas, a algunas de mirlos metálicos, con colores que dejan pálidos a los de nuestra fauna ibérica más colorida (abejarucos, martines, carracas).












Ver en plena sabana a las grullas coronadas impresiona; se mueven con una gracia y una elegancia increibles. Sin embargo, no por ello dejan de picotear el suelo y las hierbas capturando artrópodos y anfibios que consituyen su alimento.

La carraca lila era, sin duda, uno de mis principales objetivos al planificar el viaje y desde luego que tuve ocasión de fotografiarla a conciencia; primero, en el lago Nakuro y, más tarde, en el Massai. Y cuando vuelvo a ver las imágnes me reafirmo en que es una de las aves más bellas que conozco.

Si hay un ave que rompe los esquemas en cuanto a su aspecto físico es sin duda el ave martillo. Tiene una gran embergadura y una cabeza dotada de un pico fuerte y poderoso. Sus colores no son llamativos pero "tiene algo" que la hace especial. A mí, personalmente, me encantó y le hice una buena serie de fotos, entre ellas, una con un ratón que acababa de capturar.

Y también tuvimos ocasión de ver una pareja de avestruces. Grande, grande el macho, sin ninguna duda.


 Buitre torgo


 Buitre de Rupell


Stepped eagle

Aguila crestada

Águila de Bateleur


 Avutardas de pecho gris, macho y hembra

 Marabú


 Avutarda de Kori

 



Jabirú o cigüeña de pico ensillado

Entre las rapaces, el buitre torgo (Torgos tracheliotus), el buitre moteado o de Rupell (Gyps ruepellii), el águila crestada (Lophaetus occipitalis), además del águila marcial ya reseñada, fueron las de mayor tamaño que pudimos observar. En vuelo, muy lejos (la foto está bastante recortada), contemplamos evolucionar al águila de Bateleur o volatinera  (Lophaetus occipitalis).

 Turaco enmascarado



 Avutarda de pecho gris


 Alcaudón dorsigris


La avutarda de Kori (Ardeotis kori) es tan grande como la nuestra, sin embargo, su comportamiento es completamente distinto; en lugar de ser esquivas y recelosas, se muestran confiadas y se dejan acercar lo suficiente como para poder fotografiarlas a placer, sin necesidad de grandes objetivos. Lo mismo ocurre con sus parientes más pequeñas, del tamaño casi de nuestros sisones, la avutarda de cabeza gris y la de cabeza negra.
 
Otra de las aves que llevaba en mente fotografiar era la cigueña de pico ensillado o jabirú (Ephippiorhynchus senegalensis) , impresionante con su pico de varios colores y su plumaje blanco y negro con reflejos verdes, azulados y morados. Tanto en el Nakuru como en las marismas de Musiara pudimos hacer fotos de ella.

Muy parecido en diseño a nuestro alcaudón real o meridional, pero de mayor tamaño, es el alcaudón dorsigris al que sorprendimos en una bandada de doce individuos cazando insectos en el suelo.

Muy curiso también un pájaro con una cresta conspicua y un pico como los loros; el turaco enmascarado.

Después de Kenia, para finalizar 2012

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Por esas cosas que pasan, sin saber cómo, hace tiempo me quedé "atascado" en una entrada que hacía referencia a las Aves de Kenia. Desde entonces acá he recorrido bastantes kilómetros por la geografía española, bien sólo, bien acompañado de mis buenos amigos. Y en este tiempo he podido fotografíar nuevas especies y repetir fotografías a algunas que ya estaban en mis archivos.
En esta entrada trataré de hacer un resumen que abarque, al menos, hasta finales del año pasado, es decir, de 2012.

Durante el paso pude fotografiar a este colirrojo real y a los reyezuelo listados en la cercanías de Madrid:




En el hide de Las Pozas de Greenextremadura, la variedad supuso la nota: sapo común, rabilargos, martín pescador, arrendajo, picogordo... y un sin fin de especies ligadas tanto a la dehesa como al medio fluvial.







Una vista a Doñana en noviembre, con la marisma prácticamente seca, ofreció muy pocos éxitos fotográficos; aunque sí puede disfrutar de esa sensación extraordinaria que se siente al pisar uno de los espacios naturales españoles más emblemáticos y tradicionales. La búsqueda del lince no dio resultados; aves vimos pocas debido a la falta de agua, pero un águila imperial posada lejos, en una torreta, nos dio un poco de alegría.






Cerca ya de las Navidades, en los alrededores de la sierra madrileña, en una zona donde mi amiga Ana tiene habilitado un sitio (no quiero llamarle "comedero") donde aporta algo de comida a "sus pipis" tuve ocasión de encontrarme con los gorriones morunos, las cogujadas montesinas, los verderones, las currucas, el petirrojo y hasta un bisbita común y una lavandera blanca...










Pobre resultados fotográficos también en la laguna de La Nava (Palencia) en una rápida visita con algún contratiempo inesperado que limitó mi movilidad en coche por la zona. Pero los gansos estaban ahí, ofreciendo al observador su salvaje estampa:



Otra visita a los morunos, las cogujadas montesinas, y las currucas me demostraron lo que ya sabemos, pero a veces no queremos recordar; siempre se pueden hacer fotos distintas de las mismas especies y en el mismo sitio. La luz, el ambiente, la forma de comportarse los pájaros, los colores de los fondos, etc., siempre ofrecen nuevos e inesperados resultados:









Y, para cerrar el año, al lado mismo de casa, en el Parque de Polvoranca, el reyezuelo, una curruca, los mosquiteros y una torcaz (que dejó su reflejo en el agua mientras bebía), fueron de las últimas imágenes del 2012.







La próxima entrada recogerá los momentos fotográficos de principio de 2013.

Article 2

Primer trimestre de 2013

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Se acabó hace tres meses el 2012 y trataré de resumir lo que he podido hacer en este primer trimestre de 2013, frío y lluvioso, lo que no dio muchas oportunidades fotográficamente hablando.

En enero, las curruca cabecinegras y las gaviotas reidoras del estanque del Parque de Polvoranca me dieron la oportunidad de ponerme a tono, después del parón casi obligado de las Navidades:








Los gorriones morunos, las cogujadas montesinas, el petirrojo y algún bisbita, permitieron algunas capturas con buenas luces:








 Aunque pueda parecer mentira, el petirrojo de principios de 2012, que aún controlaba su territorio, celebró nuestra llegada, casi un año después, y nada más vernos se preparó para recibir su ración extra de alimento, brindándonos imágenes preciosas:












Más de principios de año...

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Hacía tiempo que no trabajaba con los trepadores azules y se me había olvidado lo rápidos y descarados que pueden ser; pero también son muy bonitos. Por eso me alegré del reencuentro:






Y donde hay trepadores suele haber también otros individuos de la familia de los páridos (capuchinos, herrerillos comunes, carboneros...).








El buitrón y el ruiseñor bastardo también han engrosado mi archivo de paseriformes:












Buscando el acercamiento al sujeto

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El principal problema que tenemos los que practicamos la fotografía de naturaleza es la distancia focal de nuestros objetivos. Ese dato es definitivo a la hora de poder fotografiar a nuestro sujeto con el tamaño idóneo. De ahí que recibiéramos con alegría la introducción por los fabricantes de cámaras réflex, del formato DX. En el caso de Nikon, que es el que conozco mejor, es muy importante que nuestro 500 se convierta en un 700 (equivalencia siempre a los clásicos 35mm.) al multipliar el sensor la distancia focal por 1,5x. Esta posibilidad es más útil, incluso, que el uso de los duplicadores (1,4x y 1,7x) que siempre roban un poco de calidad a la imagen final.
Pero los fabricantes llevan su propio ritmo; ritmo que muchas veces no entendemos y nos desconciertan. Tan pronto se lanzan a presentar cámaras réflex de formato completo, como experimentan con formatos como el "micro cuatro tercios" que multiplican dos veces la distancia focal del objetivo utilizado.
Y en este ir y venir del más al menos; de los formatos de sensores grandes de muchos megapíxeles  con ruido digital reducido o inapreciable a ISOS altos, a los formatos de sensores pequeños que multiplican la imagen a cambio de ofrecer más ruido y menos rango dinámico, me encontré de golpe y porrazo con algo que cambiaba muchas cosas: con el sistema 1 de Nikon y, más concretamente, con su modelo V2.
Desde los años en que practicaba el digiscoping deseché conceptos preconcebidos y aprendí que el mejor maestro es la experiencia y que nada sustituye a la experimentación y al métido de prueba y error. Por muchas cosas que se lean sobre una cámara en las revistas digitales que pululan por Internet, nada como tener la cámara en tu mano, colocarla un objetivo, y salir al campo a trabajar con ella en condiciones reales.
La gran ventaja que para mí tiene el sistema Nikon 1 es el diseño y fabricación del adaptador de montura FT-1 que ofrece la posibilidad de utilizar en dichas cámaras, objetivos de la marca con su montura tradiciona. De este modo podemos montar en ellas objetivos AF-S que ya poseyéramos.
Especialmente, interesante se presentaba la oferta cuando se poseían objetivos de calidad óptica contrastada (los conocidos como "pata negra").
Pues bien, para demostrar que el movimiento se demuestra andando y que nada sustituye a la experiencia in situ con el equipo, tuve oportunidad de manejar durante unos días una Nikon 1, V2, con el Adaptador de montura FT-1 que me prestó un amigo. Esta entrada tiene por objeto mostrar algunas fotografías que fueron tomadas con el conjunto V2+FT-1+500 f/4, en un caso, y V2+FT-1+70-200 f/2,8+1,7x, en otros.
En el primer caso hablamos de una distancia focal de 1.350mm. y en el segundo de una equivalente a 918mm.








Estas fotos están tomadas con el 500 y la v2, a ISO 400, y prácticamente no ha habido que hacer ningún retoque ni de exposición, ni de foco y no tienen recorte; tampoco he empleado ningún programa de reducción de ruido.
Ya sé que reducidas a 1200 píxeles quizá no muestren toda la calidad que los más puristas exigen a sus tomas (sobre todo si utilizan réflex profesionales del tipo de la D800 o la D4), pero, para mí, desde luego, es suficiente. Me llama la atención el ruido tan contenido que se nota en ellas (tengo, incluso, la sensación, de que menos que en mi D300s al mismo ISO).

Ahora os muestro una serie de carboneros tomadas con el conjunto V2, FT-1, 70-200 y el 1,7x de Nikon:






Cuando haces "caza fotográfica", es decir, cuando sales al parque o al campo con el conjunto montado en el trípode, a fotografiar lo que salga, sin preparación alguna, es muy importante soportar el menor peso y volumen posible. Puedo aseguraros que el conjunto con el que hice estas fotos era menos pesado y voluminoso que el que tenía mi Leica Apo 77+Photoadapter+D300s que utilizaba cuando hacía digiscoping; y, por supuesto, muchísimo menos de lo que supone el 500 f/4+1,4x+D300s. Y, sin embargo, la distancia focal es mayor en el caso del 500 más el duplicador, y sólo un poco menor en el caso del Leica (918, frente a 1200).

Y la gran ventaja, sobre el digiscoping, es que la camarita en cuestión enfoca con una rapidez y una precisión impensable. El disparo en ráfaga también es muy rápido; su manejo, en general, es una delicia. La única pega es que con el FT-1 no mantiene el seguimiento de enfoque, lo que la limita a la hora de fotografiar aves en vuelo.

Os pongo algunos ejemplos más de la V2 con el 500:













En resumen: Para fotografía de la naturaleza, especialmente de aves, considero que la V2 es un gran avance. Rápida, silenciosa, de foco preciso y con poco ruido a pesar de su pequeño sensor que, en principio, augura todo lo contrario. Nunca sustituirá a una buena réflex; pero es el complemento ideal en al mochila cuando el pájaro que deseas fotografiar queda lejos con el 500, el dupli y la réflex.

Me ha faltado poner alguna foto de la V2 montada con los objetivos AF-S. Ahí va, de momento, una que tomé con el móvil. Se aprecia el pequeño tamaño del conjunto V2+FT-1, todo ello unido al 500 f/4. No tuve la previsión de hacer ninguna más. Pero prometo en cuanto vuelva a tenerla en mis manos hacer algunas en la que se vea montada en el 70-200 2,8 con el dupli 1,7x.



Saludos a todos y espero que hagáis los comentarios que procedan al respecto...

PRIMAVERA - I

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Poco a poco ha ido pasando el tiempo y después de bastantes días seguidos en los que las lluvias impedían campear a gusto, por fin llegó el sol y con el calor los pájaros que aún no habían comenzado a hacer sus nidos, o marcar sus territorios empezaron a hacerlo.

En cualquier zarzal podía escucharse el canto de los ruiseñores, tanto del bastardo, como del común. Este año, en contra de lo habitual, he podido observar pocas currucas. No sé dónde se habrán metido...







También los zarceros comunes ocupaban su lugar y lanzaban al aire sus trinos. Posado en la rama de un manzano asilvestrado, un zarcero parecía la imagen viva de la primavera:








Los nidos de los moscones ya empezaban a insinuarse colgando de las ramas de los sauces llorones y de los álamos blancos y ellos buscaban pequeños insectos entre las zarzas...




Mientras, los más madrugadores ya habían sacado adelante a su prole y trabajaban para alementarla.






PRIMAVERA - II

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Flores, flores, flores... éso es lo que define a la primavera. Reconozco que, deslumbrado y atraído por los pájaros, voy dejando muy descuidadas a la flores; y me hecho la promesa de que el año que viene me obligaré a salir al campo equipado, únicamente, con el objetivo macro, para poder darles la relevancia que se merecen. Mientras, os dejo algunas fotos hechas bien con el mismo objetivo con el que hago los pájaros (el 500), bien con el 70-200, ninguno de los cuales son el instrumento ideal para este tipo de fotografía.








Las orquídeas son una verdadera obsesión para los amantes de la macro fotografía, en especial de flores. No me extraña: su belleza y su rareza las hacen únicas. Un buen grupo de amigos tienen una magnífica colección de fotos de este género de plantas. Yo, de momento, me limito a presentaros una de las más raras ya que se trata de una orquídea endémica de la zona extremeña cercana a Almaraz.

Se trata de la Orquídea Abejera de Almaraz Ophrys apifera var. almaracensis.

Al buscar información sobre ella tuve la gran sorpresa de encontrarme en casa un libro de los años 80, titulado "Las orquídeas de Extremadura", dedicado por uno de sus autores, José Ramón Gil (ya fallecido, por desgracia a una edad muy temprana), gran fotógrafo de naturaleza con el que me unión una buena amistad y que precisamente fue uno de las personas que la descubrieron y catalogaron por vez primera:



Lo dicho, tendré que prestar más atención a las plantas y a las flores...!

EL PASO DE LOS CERROJILLOS

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Aunque llevo muchos años "disfrutando del campo" nunca había presenciado un paso pre-nupcial de papamoscas cerrojillo (Fidecula hypoleuca) tan acusando y con tantos individuos como éste.
Es un pájaro precioso, al que se suele ver con mayor facilidad en el paso post-nupcial (a mediados de septiembre). Pero en este caso había bastantes machos en plumaje de transición o totalmente nupcial, lo que aumentaba su belleza.












Una tarde en el parque de Polvoranca bastó para llevarme a casa una buena colección de fotos de este papamoscas.

UN RARO PERO AGRADABLE VISITANTE

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Hace poco tuve una experiencia encantadora. Ya recogía mi equipo para irme a casa (estaba atardeciendo) cuando escuché un revoloteo y vi entrar en las ramas del árbol que tenía encima de mi cabeza una silueta de mediano tamaño que, inicialmente, me pareció un mochuelo. Me extrañó ya que nunca le había visto en esa zona. Pero más extrañado me quedé al comprobar que no se trataba de un mochuelo (Athene noctua) si no de un autillo (Otus scops).

El ave estaba un poquito estresada pues venía siendo perseguida por un pájaro que me pareció un carbonero común. Pero pronto se relajó y puede hacerle una interesante serie de fotos.





No sé quién estaba más extrañado, si él de verme a mí, o yo de verle a él...

UN VIAJECITO AL SUR

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Coger el coche y tomar la N-V o la N-VI en dirección al sur, siempre es un placer para mi. Allí la vida silvestre parece llevar cierto adelanto sobre la de la zona centro. Cuando aquí empieza a terminar el invierno allí ya apunta la primavera y, según qué años, con fuerza.
He podido pasar una semana en Matalascañas. El plan era hacer muchas visitas a las zonas de Doñana donde más y mejores bichos pueden observarse. Sin embargo, este año, con muchísima agua en todas partes debido a las generosas lluvias, el bicherío estaba muy desperdigado. La marisma de El Rocio, donde muchas veces he fotografiado a corta distancia moritos, espátulas, flamencos, patos y, según la época, limícolas, presentaba un aspecto desolador para los observadores de aves: sólo algún bando de flamencos, bastante lejos y poco más.
Pero sí pude disfrutar de las vistas de la ermita de la Virgen de El Rocio a la luz del atardecer y de la belleza de las yeguas marismeñas con sus potrillos pastando y avanzando por el agua, a pocos días de empezar la tradicional romería.





La visita al Centro de Visitantes José Antonio Valverde guiados expertamente por los amigos de Doñana Nature, buenos amigos y expertos guías de la zona se saldó con algunas de las mejores fotos que puede obtener en este viaje:










Y también tuve oportunidad de darme un paseo a lo largo del espigón de Huelva, en la zona de las marisma del Odiel aunque, también en este caso, con resultados más pobres que en otras ocasiones, a pesar de que la visita la realicé en horas de marea baja, que, supuestamente, es cuando mejores observaciones se obtienenen.








Especialmente contento quedé con algunas fotos en vuelo del cauto y tímido avetorillo en las lagunas a la entrada de las Salinas, en la carretera que conduce al espigón.





Esperaremos ya a la época de invierno para hacer otra visita en la que mi principal objetivo serán los ánsares que vendrán a pasar el invierno en Doñana...

SE ACABÓ LA PRIMAVERA

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Sí, se acabó la primavera; una primavera muy rara, fría y lluviosa. No es de extrañar que los animales, especialmente las aves, haya estado "raras". Raras en su comportamiento, en su fenología, etc. Hemos tenido muchas menos oportunidades de salir al campo que otros años pero, como siempre, hemos tratado de aparovecharlas lo mejor posible.

Voy a presentaros una serie de fotografías variada, que han sido realizadas en lugar y fechas muy distintas, es decir, no tienen ningún "hilo conductor" entre ellas; sólo el disfrute que he experimentado haciéndolas.

Cigueña blanca transportando material al nido


Águila calzado fase clara


Pico menor


Polla de agua 


Oropéndala (muy lejos y con recorte)


Abubilla con ceba en el pico para su prole


Gorrión molinero en la misma situación


Mito en dos posiciones distintas



 Ruiseñor común


Alcaudón común



Lagarto ocelado


Martín pescador


Golondrina común


Gorrión común arenándose y bebiendo




... Y PASÓ EL VERANO (I)

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¿Será la pereza propia de los días calurosas del verano que hemos tenido la que propiciado el abandono de mi blog? Posiblemente. Pero, sea lo que sea, en algún momento hay que retomar el trabajo y seguir en el camino. Dado el tiempo pasado y todas las salidas que durante el mismo se han producido, creo que que lo mejor será presentaros una recopilación de fotos que, aunque sigan un orden cronológico, me eviten la ardua tarea de daros pormenores de dónde, cuándo y cómo están hechas. Solo deseo presentároslas para que disfrutéis de ellas, si es que merecen la pena.

Abejarucos, prácticamente los únicos que he hecho este año:



Pollos volanderos de pájaro moscón (nunca, hasta este año, los había visto)




Un año más las altas cumbres me permitieron ver y fotografiar a los pechiazules...




Arrendajos comiendo cerezas (colocadas sin éxito para las oropéndolas), galápagos, culebras y lagargos en Las Pozas (Greenextremadura).





Charrancitos, gaviotas, avocetas, martinetes y garzas en Levante:











Y también por levante el cada día más escaso alzacola:



En los alrededores de Madrid, pico picapinos, la bonita aunque invasora cotorra argentina y, donde menos lo esperaba, un joven de oropéndola.





Por gentileza de mi amigo Paco Balsells, milano negro y milano real.








Con esto acabo la primera parte y en breve continuaré con la segunda que me permitirá ponerme al día.

... Y PASÓ EL VERANO II

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Con retraso, como siempre, intentaré compendiar lo que he ido haciendo desde finales del verano hasta aquí:

Unos días en Denia me permitieron transitar por los caminos del Marjal de Pego-Oliva y, a salto de mata, la mayoría de las veces desde el mismo coche, conseguir algunas cosillas:




En uno de los caños tuve ocasión de encontrarme con un pájaro que nunca había tenido la ocasión de ver en otros sitios: la buscarla unicolor. Es curioso cómo reconoces cuándo has visto un pájaro por primera vez, y echas mano de la guía para identificarle...

(NOTA: Observaciones posteriormente recibidas, de gente que conoce mucho mejor que yo a estos paseriformes, me han convencido de que no se trata de una buscarla, si no de un carricero común. Perdón por el error inicial).



En el mismo lugar pude fotografiar a un carricero, a una abubilla que aún alimentaba a sus pollos, grandes ya, y a un martín pescador que aparecía y desaparecía a velocidad increíble siguiendo el cauce de los canales de riego.






Y en el jardín de la casa donde nos alojábamos, una curruca cabecinegra venía todos los días a la hora del desayuno y pude hacerle alguna fotografía:


Ya de vuelta a Madrid, y aprovechando que el calor de últimos de agosto propiciaba el uso de pilones y abrevaderos de ganado para que los pájaros pudieran refrescarse un poco y saciar su sed, fotografíé algunas especies típicas de estos lugares:




También en agosto visité nuevamente nuestro hide de Las Pozas (Greenextremadura) y, como casi siempre, pasé una agradable mañana (no se nota mucho el calor en ese confortable hide) disfrutando de una variada avifauna entre la que cabe resaltar el martín pescador. Desde el hide podía ver cómo hasta un total de 10 oropéndolas (machos, hembras y jóvenes del año) entraban y salían de una higuera que había enfrente, sin que ninguna de ellas se acercase a beber para darme la satisfacción de fotografiarla. Qué frustración, madre mía, ver tantas y tan cerca, si poder hacer nada....












La laguna de La Nava (Palencia) me permitió traerme algunas fotos de carricero y de curruca zarcera.





Cierro esta entrada con dos fotos de paisaje hechas con el teléfono móvil (tengo que acostumbrarme a usar más el equipo para paisaje, macro, etc. y no sólo para pájaros) que me llamaron la atención de unos días que pasé por Galicia y Asturias. Una está toma desde el faro del Cabo Ortegal y la otra es de una playa asturiana.



TIEMPO "DE PASO"

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Parece que el tiempo vuela, cada vez más deprisa... Ya estamos en noviembre y, antes de que nos demos cuenta, estaremos comiendo turrón.

Se completó, una vez, en ese inacabable ciclo de la naturaleza, lo que ortitólogos llamamos "el paso". Esto nos dio ocasión para ver especies que habitualmente no vemos en los lugares que frecuentamos; muchos de los individuos, jóvenes del año.

Mientras tanto no he dejado de "disfrutar del campo" y de ir llenando mi mochila de imágenes y momentos interesantes que he ido presenciando en la madre Naturaleza. Y, como motivo principal de este blog, quiero compartir esas vivencias con vosotros, ofreciéndoos estas imágenes:

El paso nos fue dejando bonitas fotos de currucas, verderones, tarabillas, etc.











Las lagunas de la La Mancha húmeda dieron oportunidad de fotografiar, garzas, aguiluchos laguneros, zampullines y algunos chorlitejos. Hasta un joven de pechiazul, naturalmente de paso, pude observar y, aunque desde muy lejos, fotografiar...




  




En los hides de Greenextremadura me encontré de nuevo con el martín pescador que aprevechaba los recursos naturales de "Las Pozas" capturando cangrejos y gambusias. Papamoscas cerrojillos, rabilargos y totovías también se dejaron fotografiar gustosamente...






Doy por finalizada esta entrada y prometo publicar la siguiente muy pronto...

TIEMPO PASADO (Finales de 2013)

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Utilizo el título de la presente entrada para hacer un juego de palabras con el de la anterior, que era, "TIEMPO DE PASO".
No sé cómo ha sido posible. Por más que intento recordar no sé que factores intervinieron para que haya transcurrido tanto tiempo entre una y otra entrada. Desde luego el mes de diciembre con sus fiestas Navideñas siempre descontrola un poco todo, pero no debe haber sido ésta la única causa. Bien, sean cuales sean las restantes, hoy tengo el propósito de pasar página y, de forma muy resumida, y sobre todo gráfica, daros una idea de en qué he estado ocupando mi tiempo desde noviembre de 2013, a marzo de 2014:

Durante el mes de diciembre puede fotografiar, entre otras, cerca de Madrid, una de las especies con más pedigrí de la avifauna ibérica; el águila imperial.








Cerca de casa, en el Parque de Polvoranca, volví a encontrarme con unos antiguos y bellos conocidos: Los tarros canelos.




Un poquito más lejos, pero todavía en la provincia de Madrid, descubrí gorriones morunos, currucas y colirrojo real:








La última visita del año, a la zona del embalse de San Juan, se saldó con un simpático y colaborador petirrojo y un esquivo y enervante agateador.




RECUPERAR EL HILO PERDIDO

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Ése es precisamente el fin que me propongo con esta entrada: retomar de nuevo las publicaciones en el blog que quedaron interrumpidas con la última entrada realizada el 11 de marzo de este mismo año.
Las causas del parón han sido varias y de distinta naturaleza; junto a la pereza que a veces da continuar alguna actividad, una lesión sin importancia, pero inhabilitadora para manejar el teclado, en mi hombro derecho, terminó por cerrar el circulo de la inactividad en el blog.
Retomarlo ahora, una vez pasado el verano y habiendo estado dos o tres meses en dique seco, en cuanto a la fotografía de naturaleza y salidas al campo se refiere, cuesta trabajo y me impone un ejercicio de reflexión para elegir por donde empiezo.

Comenzaré con un viaje que mi amigo Julio y yo teníamos programado a Florida (E.E.U.U.) donde nos encontramos con Juan Benjumea, residente en aquel país, aunque español de nacimiento, amante como nosotros de la fotografía y de las aves. De hecho, había obtenido recientemente el prestigioso premio Digiscorper of the year, que organiza la firma Swarosvki, fabricante de telescopios y prismáticos de suprema calidad.

Allí tuvimos oportunidad de fotografiar, especialmente, aves acuáticas, sobre todo garzas, ya que son abundantes las zonas húmedas en aquel Estado. Sin entrar a citar cada una de esas zonas visitadas (cualquier interesado puede buscar en Internet una amplia y detallada información al respecto), os dejaré un resumen gráfico del viaje:





















Como antes había apuntado, las garzas se llevaron la palma. Busqué especialmente a la "gallina purpurea" esa especie que se parece a nuestro calamón en el colorido y la forma pero que es mucho más pequeña, y también, a las espátulas rosaceas. Otras aves que pudimos fotografiar fueron el milano de cola de golondrina (muy parecido a nuestro elanio azul, pero con una cola que le da nombre), el buho barreado, el águila pescadora (muy abundante y muy colaboradora), el águila calva americana, las anhingas y, por supuesto, los aligatores.

El viaje se realizó entre el 4 y e 15 de abril. A la vuelta, tuve que "pasar por el taller" para reparar mi averiado hombro (que resistió todo el viaje sin yo darme cuenta de la gravedad de la lesión que arrastraba).

El resto es ya historia. Todos estos meses he estado haciendo rehabilitación y resintiéndome de la zona cada vez que pasaba unas horas haciendo fotografía ya que tenía que levantar el codo para poder disparar la cámara y eso me dolía o molestaba (según los días) un montón. Ya parece que la cosa va mejor y trataré, en la próxima entrada, de mostraros las cositas que he ido haciendo a lo largo del verano.
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